Descripción
RAaAás, rIIs, riás, RRRaAaáas, rRRriááás. Así suenan los dibujos del visir del Tumba Swing cuando rasga la celulosa a plumillazos.
Sin tirar de cartas del tarot ni de baraja española, Don Rogelio J. nos hace un croquis de un presente-futuro tan descabellado como factible. Una sociedad en la que los cuerpos de seguridad están formados por huérfanos que han sido criados y aleccionados en semilleros del estado y puestos a cargo de tutores, en ocasiones disfuncionales y/o con antecedentes por violencia. Empieza bien la cosa.
Adoctrinamiento dirigido, ausencia de ética, libertades bajo mínimos, antidisturbios lobotomizados y como motor de la historia, una persecución exterminatoria de cualquier forma de expresión que invite a pensar fuera de los cauces oficiales.
Frente a esto, una china en el zapato del poder, la radio libre de Lobo Jack. Objetivo prioritario del Subinspector R. 102.
¿Qué tiene este tebeo? Intensidad, ruakenrol, más realidad de la que nos gustaría,
y mucho de eso a lo que en inglés le llaman mojo, que suena como de puta madre, pero aquí suena a Caco Senante o al anhelo enhiesto del sábado noche.
Con la mitad de energía que hay en este tebeo funcionan ininterrumpidamente durante diez años y a todo chuflar, Vandellós II, Garoña y la central de Lemóniz.