Descripción
Cosas de la vida. Seguro que alguna vez caminando por la calle se ha tropezado usted pegándose una hostia morrocotuda, brecha incluida, y en vez de bramar y gemir balbuciendo blasfemias, le ha dado por descojonarse. O en situaciones de solemnidad funeraria o ante injusticias flagrantes o abruptos fracasos personales. Asuntos que sin puta la gracia nos afectan tan hondamente que o nos agarramos al clavo del candente tronche, o colapsamos. Muchas de las viñetas de Juarma van de ese palo. Palo a las costillas y al lomo, hostia en la boca, hostia en los huevos, que cantaban los Barricada. Y no sabes cómo te las da o cómo las coloca, que a la vez que te descubre tu ruina, que es la suya, sonríes. Bueno. No siempre. En ocasiones no, con algunas te deja pensando, o mustio, o de mala virgen, o tienes suerte y te cae una de las razonablemente amables.